La curiosidad de los más pequeños en ocasiones puede entrañar riesgos. Los accidentes infantiles son bastante frecuentes, por lo que saber actuar en caso de tener algún percance ayudará a evitar males mayores y a mantener la salud de los niños. Las quemaduras son una de las causas de accidentes infantiles que más se repiten; según el informe Protocolos diagnóstico-terapéuticos de Urgencias Pediátricas llevado a cabo por la Sociedad Española de Urgencias Pediátricas (SEUP) y la Asociación Española de Pediatría, las quemaduras constituyen la tercera causa de muerte por accidente en menores de 14 años (detrás de las muertes causadas por accidentes de tráfico y ahogamientos), y la segunda en menores de cuatro. Según el mismo estudio, la mayoría ocurre en el ámbito doméstico y en un 80-90 por ciento son producidas por agentes térmicos.
Ante una quemadura hay que tener en cuenta dos factores esenciales: la gravedad de la lesión, la cual está determinada por grados (quemaduras de primer, segundo y tercer grado), y la zona afectada, ya que no es lo mismo tratar una quemadura en las extremidades que en zonas con mayor riesgo, como la cara (entre otros factores, por la proximidad con diferentes órganos, como las vías respiratorias o los ojos). Atendiendo a estos dos criterios, el procedimiento será distinto en cada caso.
Quemaduras de primer grado
Las quemaduras de primer grado son las más superficiales y, por lo tanto, las más leves. Este tipo de lesiones se puede reconocer porque la epidermis (la capa más superficial de la piel) de la parte afectada está enrojecida (como en el caso de una quemadura solar o una rozadura).
Cuando el niño presente una quemadura de primer grado, el primer paso es enfriarla con agua fría (por ejemplo, bajo el grifo), procurando que el líquido sirva de arrastre, es decir, no echar el agua directamente sobre la lesión. En ningún caso se debe aplicar hielo, ya que se corre el riesgo de que se produzcan quemaduras debido al frío. Una vez bajada la temperatura de la quemadura, es conveniente hidratar la zona aplicando crema hidratante; en el caso de que se trate de una quemadura solar, una crema after sun ayudará a hidratar la piel y favorecerá su curación. Las quemaduras de primer grado suelen tardar entre tres y siete días en curarse y no dejan cicatriz.
Quemaduras de segundo grado
Generalmente se producen a causa de líquidos calientes y se caracterizan porque, además de una destrucción de la epidermis, la quemadura también afecta a la dermis. En este caso, se pueden clasificar las lesiones en quemaduras de segundo grado superficial (menos del 50 por ciento de destrucción de la dermis) y quemaduras de segundo grado profundo (más del 50 por ciento de destrucción de la dermis con afectación de fibras nerviosas, por lo que suelen ser menos dolorosas). La zona afectada por este tipo de lesiones presentan un color rojo brillante, y su característica más identificativa es la formación de flictenas (ampollas).
Para tratar una quemadura de segundo grado superficial, también es necesario bajar la temperatura de la lesión, echando agua fría a la vez que se procura no verter el líquido directamente sobre la quemadura y las ampollas. Es muy importante evitar que el niño manipule y reviente las ampollas, ya que su función es la de proteger la piel mientras se regeneran los tejidos y, además, si se revientan, la lesión no tendrá ninguna protección natural y se incrementará el riesgo de infección. Las quemaduras de segundo grado deben limpiarse, desinfectarse y cubrirse, como en el caso de una herida. El proceso de curación de una quemadura de segundo grado superficial suele durar entre siete y 10 días, y puede dar como resultado una pequeña cicatriz o hipopigmentación. En el caso de que la lesión sea más grave (quemaduras de segundo grado profundo), además de la aparición de ampollas, el color de la zona afectada suele ser rojo oscuro o blanco moteado, y será necesario acudir a un especialista para que la trate. Se precisan entre dos y tres semanas para curar este tipo de lesiones y puede ser necesario realizar injertos de piel.
Quemaduras de tercer grado
Este tipo de quemaduras suele estar producida por sustancias químicas, electricidad y contacto prolongado con líquidos calientes. En este caso, todas las capas de la piel están afectadas y también pueden sufrir daños el músculo y el hueso. Se caracterizan porque la zona afectada tiene una apariencia carbonizada, de color marrón oscuro o negro, y no presentan ampollas ni dolor (esto es debido a que se ha producido una destrucción importante de los tejidos del sistema nervioso). En estas situaciones, se debe trasladar con urgencia al niño a un centro hospitalario o llamar al servicio de emergencias. Estas lesiones necesitan cuidados especiales y casi siempre se realizan injertos. Aunque depende la gravedad y de la extensión de las quemaduras, generalmente precisan de dos o tres semanas para curarse, y tienen un riesgo importante de empeoramiento y de sobreinfección.
En todos los casos se debe tener en cuenta la zona afectada, ya que si la quemadura se ha producido en la cara, es conveniente acudir a un especialista aunque no se trate de una lesión grave.
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